Por María Álvarez el 21 Abr 2025

Procrastinación. Una aproximación biopsicosocial y la importancia del acompañamiento del Psico-Coach

La procrastinación es un fenómeno conductual caracterizado por la postergación voluntaria de tareas importantes, a pesar de anticipar consecuencias negativas. Lejos de tratarse de un simple problema de gestión del tiempo o de pereza, responde a una interacción compleja de factores biológicos, psicológicos y sociales.

Este artículo aborda estas dimensiones, apoyado en literatura científica actual, y fundamenta la necesidad de un abordaje integrativo desde el coaching psicológico.

Causas biopsicosociales de la procrastinación

Factores biológicos

Investigaciones en neurociencia, como las de Steel (2007), han demostrado que la procrastinación está asociada con alteraciones en la autorregulación emocional, mediadas por estructuras como la corteza prefrontal, además de desequilibrios en neurotransmisores como la dopamina. Estos factores favorecen la búsqueda de recompensas inmediatas y evitan tareas que generan malestar o estrés, respuesta adaptativa pero desajustada a largo plazo (Sirois & Pychyl, 2013).

Factores Psicológicos

Desde el enfoque cognitivo-conductual, Rozental & Carlbring (2014) señalan variables clave como el miedo al fracaso, la autoexigencia desadaptativa y los pensamientos disfuncionales sobre el tiempo y la dificultad de las tareas. Estos patrones cognitivos y emocionales provocan bloqueos en la acción, incrementando la evitación y reduciendo la percepción de autoeficacia.

Factores Sociales

El entorno social y cultural, según Steel (2007), también influye en la procrastinación. Los modelos sociales perfeccionistas, las expectativas externas desajustadas y la falta de apoyo emocional generan condiciones que favorecen la postergación. Además, en contextos hiperconectados, la sobrecarga de estímulos y las recompensas instantáneas dificultan aún más la concentración sostenida y la tolerancia al esfuerzo.

El Rol del Coach Psicólogo: intervención integral

Como plantean Rozental & Carlbring (2014), las estrategias basadas únicamente en fuerza de voluntad o técnicas de productividad no abordan la raíz biopsicosocial de la procrastinación.

Por ello, mi propuesta es abordarlo desde un enfoque de psico-coaching integrativo que contemple las siguientes intervenciones:

- Evaluación biopsicosocial completa, identificando variables emocionales, cognitivas y contextuales.

- Acompañamiento emocional, para detectar y regular emociones asociadas al miedo, la ansiedad o la frustración.

- Reestructuración cognitiva, para detectar y cuestionar creencias disfuncionales vinculadas a la autoexigencia o al fracaso.

- Planificación flexible, y adaptada a las capacidades reales, basada en autorrefuerzo positivo y objetivos progresivos.

- Trabajo de conciencia personal, que permita a la persona reconectar con sus valores, deseos y sentido vital, favoreciendo elecciones alineadas y sostenibles.

En resumen...

La procrastinación es un fenómeno biopsicosocial complejo, sostenido por factores neurológicos, psicológicos y sociales interconectados. La evidencia científica (Steel, 2007; Sirois & Pychyl, 2013; Rozental & Carlbring, 2014) muestra que su tratamiento requiere de intervenciones que aborden no solo la conducta, sino también el trasfondo emocional, cognitivo y contextual que la origina.

En este sentido, el coach psicólogo se presenta como un recurso profesional idóneo para acompañar procesos de cambio, combinando estrategias terapéuticas con herramientas de desarrollo personal.

Bibliografía

Steel, P. (2007). The Nature of Procrastination: A Meta-Analytic and Theoretical Review of Quintessential Self-Regulatory Failure. Psychological Bulletin, 133(1), 65–94.

Sirois, F., & Pychyl, T. A. (2013). Procrastination and the Priority of Short-Term Mood Regulation: Consequences for Future Self. Social and Personality Psychology Compass, 7(2), 115–127.

Rozental, A., & Carlbring, P. (2014). Understanding and Treating Procrastination: A Review of a Common Self-Regulatory Failure. Cognitive Behaviour Therapy, 43(3), 185–197.